Poema del ayer
el hambre se pasea por los músculos derrotados
el cielo quiere caer sobre las hormigas
una catedral espiga sus puntas al cielo
y el otro cómplice de los fríos castiga indeleblemente la pluma
Ayer
(ya sé)
se borroneó el dinosaurio caído
Ayer perdí mi último barco a Ítaca
Somos hoy todos nosotros
al tiempo
en que los fantasmas de la noche hace tiempo pisaron la inocencia
Hoy las batallas suenan o a Wellington o a Nelson
Y Trafalgar es una cabeza sobre la morena cabeza del amor que llega
en el alba
para no ser más que un par de embriagados dueños de la luna y del amor
No hay noche cerrada
Hay un canto silencioso en mi oreja transfigurada por la música de un piano envuelto en un pañuelo
cuyas notas salen de mi boca
cuyo dolor queda en el ayer.
el cielo quiere caer sobre las hormigas
una catedral espiga sus puntas al cielo
y el otro cómplice de los fríos castiga indeleblemente la pluma
Ayer
(ya sé)
se borroneó el dinosaurio caído
Ayer perdí mi último barco a Ítaca
Somos hoy todos nosotros
al tiempo
en que los fantasmas de la noche hace tiempo pisaron la inocencia
Hoy las batallas suenan o a Wellington o a Nelson
Y Trafalgar es una cabeza sobre la morena cabeza del amor que llega
en el alba
para no ser más que un par de embriagados dueños de la luna y del amor
No hay noche cerrada
Hay un canto silencioso en mi oreja transfigurada por la música de un piano envuelto en un pañuelo
cuyas notas salen de mi boca
cuyo dolor queda en el ayer.
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